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sábado, 20 de septiembre de 2008

Trashumancia profesional

En un principio, este blog estaba destinado solamente para contar recuerdos de mi pasado. Memorias, cuentos, anécdotas. Pero hoy me doy cuenta que mi trashumancia sigue. Ahora no viajo de pais en pais, sino de trabajo en trabajo como un nómada profesional.

Acabo de darme cuenta, en estos últimos días, en la última experiencia laboral, que las cosas no siempre se pueden controlar, sobre todo cuando hasta el trabajo se trata de relaciones personales, de química, de dar y de recibir. Nos enfocamos generalmente en las relaciones amorosas, de amistad y de familia para definir como nos relacionamos con el mundo, y pocas veces evaluamos la forma en que nos relacionamos en el mundo laboral. En este mundo, también hay diferencias irreconciliables, que no tienen a veces absolutamente nada que ver con la eficiencia o el buen desempeño profesional.

En mi mundo, y me refiero al mundo del cine, levantamos compañías enteras que durarán solamente unos meses, con todo lo que esto implica: niveles, jerarquías, reglamentos, compañerismo, riñas, pleitos, enamoramientos, riesgos y retribuciones, compensaciones y castigos. Lo que a otros les toma años hacer, nosotros hemos perfeccionado y hacemos en unas cuantas semanas. Lo que en el mundo real se maneja en meses, nosotros lo manejamos por semana. Y este microcosmos que creamos se llena de la nada de cientas de energías que jalan o deben de jalar todas hacía el mismo fin: la creación de una película, llevar a la pantalla una idea que se encuentra en papel y hacia la cual todos aportamos de una otra forma y sin la cual nada de lo que estamos haciendo tiene importancia.

Son meses en los que poco a poco, la película invade nuestras vidas, hasta que llegamos a hartar a la gente más cercana porque ya no tenemos otra cosa de que hablar. Porque nuestros compañeros de trabajo se han vuelto nuestros hermanos de guerra y solo ellos importan durante esas semanas, a veces meses de trabajo. Al final de una película se siente el vacío de dejar de ver a la gente con la que llevas conviviendo entre catorce y veinte horas al día, todos los días, durante semanas y semanas y quienes se han convertido, algunos en mejores amigos, otros en enemigos, otros han pasado por distintas fases, pero con todos has vivido algo que quedará para siempre marcado en tu vida: la experiencia colectiva de crear. Cuando termina la película sientes el abismo de haber llegado al final de una meta y te sientes una vez más desempleado, sin saber que te espera y extrañando la adrenalidad, la falta de sueño, el dolor de pies...
No es el mismo caso que el escritor que trabaja durante meses, él sólo con su novela, encerrado, apartado del mundo, sumergido en su inspiración. O que el pintor que no deja el pincel hasta dar el último toque a un retrato sobre el que lleva trabajando meses en absoluta soledad. Nosotros creamos en conjunto, a veces sintiendo que nuestra aportación es insignificante, a veces enorgulleciendonos de los resultados, pero siempre trabajando en equipo y siempre sabiendo que cada uno de nuestros actos repercute en esta estructura pyramidal en la que el director comparte con nosotros y con el mundo, su visión de las cosas. Todos trabajamos con él o con ella. El es el vortice de nuestros esfuerzos, porque el conjuga todas las aportaciones y las filtra, las enfoca y las plasma en la pantalla. El fotógrafo aporta los encuadres, el ambiente a traves de las luces, el Director de Arte diseña los espacios, las escenografías, pero todos saben que si su trabajo destaca demasiado puede perjudicar la historia, todos sabemos eso, que el único protagonista es la historia.

A veces, en estas trashumancias, nos topamos con gente con quien no nos entendemos, porque no hablamos el mismo idioma. A veces nos oyen pero no nos escuchan, porque solo escuchan el ecco de sus propias palabras. Y me pregunto, en ese caso, en el que uno no está siendo escuchado, en el que las palabras rebotan contra los muros, en el que los esfuerzos son superados por los detalles más insignificantes, ¿que se hace?

Tartarito

Hoy me desperté temprano. Creo que era tan temprano que ni siquiera los de mi cuarto se habían levantado. Tendí mi cama, luego me volví a m...