Buscar este blog

lunes, 13 de abril de 2015

Unas palabras de mamá.

Una mañana me desperté sabiendo que "algo" estaba sucediendo adentro de mi. Fui rápidamente por ese palito que había comprado unos días antes en la farmacia de la esquina, y luego al baño, a hacerle pipí encima y saber, así, de un minuto a otro, si tu estabas en mi vientre e ibas a transformar mi vida.
Todas las mañanas cuando escucho tu voz gritando "Mamá!" desde el cuarto que he ido modificando conforme creces, me pregunto si es real que estás finalmente aquí conmigo. Te esperé durante tanto tiempo. Te busqué durante años, con uno y con otro. Finalmente te encontré y estás aquí.

Entonces ¿porque hay días que me pregunto si soy lo mejor para tí? Me pregunto si así como tu eres, indiscutiblemente, lo mejor para mi, puedo corresponderte. Porque estoy llena de defectos, te lo advierto desde ahorita, soy impulsiva, compulsiva, tengo profundos miedos que me carcomen y a veces, no le tengo miedo a nada, ni a que te caigas cuando vas corriendo o escalando por las rocas del parque... no es que no sepa cuidarte, creo que lo hago bien. Es que no sé si estás listo para ser parte de todas esas cosas que yo amo. ¿Puedes compartirme con mi trabajo, con mis asuntos sociales, con mi escritura, con los libros que nos rodean, con mis paseos, con mis sueños, con mi nostalgia? ¿Estás dispuesto a compartirme con tu padre, con tu abuelo, con mis amigos, con ese universo de cosas que no son tú?

Yo estoy dispuesta a darte todo lo que tengo, a compartir contigo todo lo que he aprendido a lo largo de estos cuarenta y cuatro años de vida, a enseñarte y guiarte en este camino que al fin de cuentas es tuyo. No estoy dispuesta a dejar de ser quien soy porque entonces, ¿qué clase de madre sería? Una madre desdibujada, una madre frustrada, una madre... ¿como la mía?

Algunos tienen la suerte de contar con una guía, otros no. Otras nos estamos inventando como madres todos los días a falta de un ejemplo satisfactorio. Otras necesitamos saber, al mirar a nuestros hijos a los ojos, que nos van a aceptar como somos, aunque nadie nos haya enseñado como ser mamás.

Cuando tú lo dices, "mamá", lo gritas en la oscuridad y en el silencio nocturno, yo sé que esa soy yo. No me dejes perderme, no me dejes desaparecer, no me dejes equivocarme en el camino y perderte a tí. Que una madre perdida, no se recupera jamás.

viernes, 10 de abril de 2015

Transformación

¿Que sería de nuestra vida si no permitiéramos que nos transformara? Somos seres hechos de materia orgánica. Cambiamos, evolucionamos, nos transformamos. Con cada encuentro, cada evento, cada suceso de nuestro día a día, afectamos nuestra vida y se ocasionan cambios. Estoy y quiero estar consciente de esos cambios, cada minuto de mi vida. Mi hijo me sonríe y eso dispara en mi algo que altera el estado emocional de mi día: un cambio. Tomo un vaso de agua, me lleno de vida y eso altera mi estado físico. Siento un dolor en un pie que me provoca incomodidad, altera mi humor.

Los cambios por los que yo estoy pasando no son externos (aunque existen manifestaciones externas de ellos). Son cambios profundos que están sucediendo en mi interior y que me están transformando. ¿En que? No lo sé. Supongo que en mi misma. Supongo que estoy acercándome a ser más yo cada día y eso es lo que está sucediendo. Mis cambios internos alteran mi mundo, el de mi hijo, el de mi esposo, el de mis amigos y mis compañeros de trabajo y el mundo se mueve. ¡Que maravilla! ¡Por favor que el mundo no deje de moverse!

Empiezo a ver lo que se ve, a escuchar lo que se oye, a sentir lo que siento y a entender lo que entiendo.

Empiezo a comprender el significado del desapego. Del desapego a lo que no se ve, a lo que no se escucha, lo que no se siente y lo que no entiendo. Me empiezo a sentir libre. Libre de las expectativas de otros y sobre todo de las que me impongo. Libre de las viejas historias del pasado. Aquí presente.

No hay otra cosa más que el aquí y el ahora.


Tartarito

Hoy me desperté temprano. Creo que era tan temprano que ni siquiera los de mi cuarto se habían levantado. Tendí mi cama, luego me volví a m...